martes, 24 de junio de 2008

Perú: últimos movimientos sociales (2)


Rearticulación del movimiento popular


Luego de la derrota de Sendero Luminoso hay un proceso de lento desarrollo de estos movimientos sociales. En los últimos tiempos comunidades indígenas, pueblos y ciudades han venido protagonizando diversas luchas en repudio a la clase política, a las grandes empresas, al imperialismo norteamericano, al centralismo (de Lima y de las capitales). El campesinado mantiene luchas reivindicativas, así como la clase trabajadora. Lo que ocurre es que todas estas movilizaciones se dan de manera espontánea, siendo sectoriales y desarticuladas unas de otras, sin una idea o proclama superadora que las aglutine y trascienda a todas, capaz de extender la demanda hacia otros sectores sociales. Incluso el ex-candidato a la presidencia Ollanta Humala reconoce como desafío reunir todos estos movimientos y abrir un espacio político.


Entre la población indígena está creciendo el sentimiento de identidad. Gracias a la influencia de los procesos que se están dando en Bolivia y Ecuador, algunas comunidades campesinas peruanas se están reidentificando como indígenas y se plantean como nuevos movimientos políticos identitarios. Incluso partidos de izquierda están intentando articular un movimiento indígena y la ex -primera dama del gobierno toledista intentó algo similar, manipulando algunos grupos con un discurso de tipo "originario".


La figura de Ollanta Humala
Desde la década del ochenta, en Perú se vota metódicamente por el cambio: debido a que los gobiernos electos defraudan a sus votantes en un régimen muy deteriorado institucional y moralmente, en las elecciones siguientes se votan las alternativas opuestas. En 1990 ganó las elecciones Alberto Fujimori: un desconocido de la política. Si bien llegó a la presidencia a través de medios democráticos conspiró contra la democracia y contra el Estado de Derecho, instaurando una dictadura que duró mucho tiempo, que avaló la corrupción, el conflicto armado y el terrorismo de Estado.


Así es como en el año 2000 triunfó nuevamente un outsider: Alejandro Toledo. Sin embargo su legitimidad no duró mucho ante el intento de llevar adelante políticas impopulares como la privatización de empresas estratégicas tales como las eléctricas, o la firma del TLC con Estados Unidos. Sucesivas movilizaciones populares casi lo derrocan, pero cumplió todo su mandato gracias al apoyo se Washington.
Durante su mandato hubo un repunte de la economía: crecimiento del PBI, incremento y diversificación de las exportaciones, déficit fiscal e inflación reducidas; sin embargo, esto no se tradujo en mejoras para la población ya que la pobreza no se redujo y las desigualdades sociales avanzaron.


Ollanta Humala se presentó para estas elecciones como el nuevo outsider. Amplios sectores populares, especialmente rurales, lo perciben como defensor de sus intereses y de su cultura. Sin embargo para otros sectores –clases dominantes, empresas mineras y otras grandes empresas– la figura de Humala representa una amenaza para sus intereses.
Algunas de las propuestas de Humala para su candidatura eran: la revisión de los contratos con las empresas trasnacionales, el rechazo a la privatización de los puertos y servicios públicos, revisión del TLC, integración latinoamericana y convocatoria a una Asamblea Constituyente para revisar la Constitución fujimorista de 1993. Pero Humala nunca se pronunció sobre temas como los derechos humanos, las libertades y la estabilidad jurídica.


Lo apoyan los sectores más pobres de la sociedad peruana, mientras la izquierda está dividida y no logra atraer al electorado. En la segunda vuelta para las recientes elecciones presidenciales, obtuvo un 48% del total de los votos. Su partido obtuvo la primera minoría en el Congreso y se impuso en varias regiones.


Sin embargo, Humala desprecia un acercamiento a las organizaciones campesinas combatientes –lo que lo aleja de las similitudes que algunos encuentran con Evo Morales– y si bien defiende públicamente la lucha del movimiento indígena, se coloca ante ellas como el general que debe dirigirlos y mantenerlos a raya. Carece de partido propio y en sus filas pueden verse dirigentes, burócratas y parlamentarios fujimosristas y oportunistas, en medio también de muchas figuras combativas.
Lo cierto es que Ollanta Humala puso en la agenda temas que los otros candidatos preferían no tocar.


La vuelta de Alan García
El gobierno de Alan García de 1985 estuvo signado por la corrupción, la crisis económica, la hiperinflación y la violencia política. Además está acusado de ejecuciones extrajudiciales.
Habiendo logrado ya la revitalización electoral del APRA en el 2001, triunfó en las últimas elecciones del pasado mes de julio, gracias a los votos de Lourdes Flores, la candidata del establishment. Es visto hoy como "el cambio responsable", con propuestas más emprendedoras que las del ultimo gobierno de Toledo, pero menos drásticas que las de Humala: revisión de los contratos mineros, programas sociales, crédito agrario, cuestionamiento del TLC. Sin embargo, a pocos meses de su asunción su gabinete está compuesto por economistas ortodoxos y ya anunció un programa drástico de austeridad pública y apoyó la firma del TLC.

No hay comentarios: