
En julio de 1999 y enero de 2001 tuvieron lugar las dos Marchas de los Cuatro Suyus, que se oponían a las fraudulentas elecciones de Fujimori. Marcharon organizaciones populares, federaciones estudiantiles, ONGs, grupos de mujeres, asociaciones barriales, partidos políticos, agrupaciones de izquierda, el movimiento obrero e intelectuales y políticos, con demandas de reforma política y económica, luego de la transformaciones neoliberales. Además se reclamaba la reinstauración de gobiernos regionales elegidos democráticamente pero intervenidos por Fujimori. También confluyeron demandas sectoriales de estudiantes y trabajadores. La corrupción del régimen fujimorista, sus violaciones sistemáticas a la ley y a la Constitución fueron factores que influyeron en el descontento popular.
El 12 y 13 de marzo organizaciones populares, la Coordinadora Nacional de Frentes Regionales protagonizaron la Jornada Nacional de Protesta contra el fraude fujimorista en las elecciones del 2000.
El 23 de ese mismo mes se llevó a cabo un paro cívico contra la reelección de Fujimori. Hubo paros regionales, bloqueos de carreteras y marchas en muchos departamentos. Participaron organizaciones de mujeres, de derechos humanos, jóvenes, artistas e intelectuales.
Todas estas marchas minaron la imagen de invulnerabilidad y omnipresencia de Fujimori.
El 6 de abril Fujimori vuelve a ganar las elecciones presidenciales, lo que funcionó como detonante de las grandes manifestaciones que se marcharon en su contra. Las movilizaciones se volvieron prácticamente diarias. Reinaba un clima de hastío en la gente debido al sistema corrupto y poco democrático.
Ante esta situación generalizada, Fujimori declaró que su mandato terminaría al cabo de un año. Las demandas continuaron reclamando castigo a funcionarios corruptos y un nuevo modelo económico menos excluyente. Se dieron la renuncia del vicepresidente y de varios congresistas fujimoristas.
El 19 de noviembre Fujimori termina huyendo del país, presentando su renuncia desde Tokio. Será reemplazado por Valentín Paniagua como presidente provisional, pero las demandas se mantendrán pidiendo que se vayan las autoridades nombradas por Fujimori que todavía se mantenían en sus cargos.
En los últimos cinco años ha habido un aumento de las protestas, conflictos y movilizaciones de mineros, cocaleros o locales –coincidentes con la administración Toledo–, cuyos reclamos se unen en la pretensión de "un Estado que funcione y un gobierno que esté cerca".
En los últimos cinco años ha habido un aumento de las protestas, conflictos y movilizaciones de mineros, cocaleros o locales –coincidentes con la administración Toledo–, cuyos reclamos se unen en la pretensión de "un Estado que funcione y un gobierno que esté cerca".
Situación del movimiento popular
En Perú existió un importante movimiento de izquierda. Pueden citarse los nombres de Mariátegui y su proyecto socialista para Perú; el antiimperialista Haya de la Torre, fundador del APRA y el reformista Velazco Alvarado. Durante la transición democrática la izquierda cumplió un importante papel, ejerciendo los intelectuales un gran peso ayudando a forjar un importante debate político. El Frente de Izquierda Unida (IU) obtuvo un 30% de los votos en las elecciones municipales de 1983 en las regiones de Cuzco, Lima y Puno. Las organizaciones populares se movilizaban en defensa de los derechos de los trabajadores y de la reforma agraria, demandaban una mayor participación en gobiernos regionales y se pronunciaban en contra de los programas de ajuste propugnados por el FMI y los gobiernos de Belaúnde Terry y Alan García.
En Perú existió un importante movimiento de izquierda. Pueden citarse los nombres de Mariátegui y su proyecto socialista para Perú; el antiimperialista Haya de la Torre, fundador del APRA y el reformista Velazco Alvarado. Durante la transición democrática la izquierda cumplió un importante papel, ejerciendo los intelectuales un gran peso ayudando a forjar un importante debate político. El Frente de Izquierda Unida (IU) obtuvo un 30% de los votos en las elecciones municipales de 1983 en las regiones de Cuzco, Lima y Puno. Las organizaciones populares se movilizaban en defensa de los derechos de los trabajadores y de la reforma agraria, demandaban una mayor participación en gobiernos regionales y se pronunciaban en contra de los programas de ajuste propugnados por el FMI y los gobiernos de Belaúnde Terry y Alan García.
Sin embargo los movimientos sociales en Perú no son hoy tan fuertes como lo son en Bolivia los sectores sociales, los sindicatos y los mineros organizados. Hay en el sistema político peruano numerosos partidos, ninguno de los cuales tiene arraigo en la sociedad ni recoge sus demandas y hay paralelamente muchas protestas populares (mineras, cocaleras, entre otras) que no logran ser canalizadas por ninguna organización político partidaria. Con la puesta en marcha del neoliberalismo durante el gobierno de Alberto Fujimori y la sanción de medidas políticas y económicas en sintonía al FMI y al Consenso de Washington, la clase obrera y el movimiento popular fueron derrotados, así como la izquierda en el ámbito electoral y también la intelectualidad. Los enfrentamientos entre Sendero Luminoso y la lucha anti-subversiva dejaron un saldo de 70 mil muertos y 10 mil desaparecidos, de los cuales la mayoría era pobre, campesina y quechua, y una gran parte era de izquierda, destruyendo así los movimientos sociales.
En Perú tuvo lugar un proceso de "desindianización", debido a la urbanización y al éxodo rural. La población "chola" (denominada así por los sectores criollos) ha sido en verdad un agente de cambio muy importante en Perú desde el fin de la segunda Guerra Mundial, pero fue derrotada políticamente por los sucesivos golpes militares y cooptada por el gobierno fujimorista.
La hegemonía cultural de la izquierda fue vencida ante la ofensiva ideológica neoliberal y por el peligro que representa para muchos sectores que siguen asociándola (infundadamente) a la lucha armada de Sendero Luminoso. Todos estos factores contribuyen a explicar la debilidad de movimientos de oposición.
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